Reseña

📖 Dolor que canta

Reseña del libro Dolor que canta. La vida y la música de Luis A. Calvo en la sociedad colombiana de comienzos del siglo xx, de Sergio Ospina Romero.

En Dolor que canta, Sergio Ospina Romero[1] se ocupa de la vida y obra del compositor colombiano Luis Antonio Calvo (1882-1945) en una apuesta desde el enfoque de biografía histórica, el cual implica, según el autor, al menos tres términos: historia de vida, musicología, e historia cultural, es decir, una postura interdisciplinar. Dicha investigación no solo aborda la vida y obra del compositor, sino que reflexiona sobre la visión personal y artística que se tuvo del mismo y sobre la sociedad en la que este vivió. La música de Calvo, como bien se enuncia en el título Dolor que canta, revela la adversidad y la resignación que lo acompañaron a lo largo de su vida.

El texto se encuentra dividido en cinco capítulos. Los dos primeros hacen un recorrido por la infancia y juventud del compositor en Gámbita (Santander), en el periodo entre 1882 y 1905, luego del cual decide trasladarse a Bogotá “[…] animado por el deseo de poseer mayores conocimientos [musicales] […]”[2]. El tercero refiere a su destierro al leprocomio en Agua de Dios (Cundinamarca), en 1916, adonde llega aquejado por la lepra y desarrolla gran parte de su producción musical. Sus últimos años se cuentan en el cuarto capítulo, los cuales tratan acerca de la “popularidad formalizada” del compositor, una etapa de consolidación artística. El quinto se centra en su obra, analizando su producción musical, caracterizándola musicológicamente, y poniéndola en relación con los debates sobre el nacionalismo musical de la época.

En lo que respecta al asunto metodológico, Ospina hace una biografía histórica orientada no desde la tradición biográfica, sino desde el trabajo con historias de vida propio de la disciplina antropológica. Es por ello que desde esta perspectiva el autor plantea cuatro ámbitos de discusión. El primero alude a su distancia en relación a cómo se han desarrollado los recuentos biográficos sobre el compositor, advirtiendo problemas metodológicos, de enfoque y contenido. El segundo refiere a la reflexión crítica sobre cómo se ha construido la memoria histórica del compositor y su obra. El tercero apunta a visualizar, a partir del caso de Calvo, “[…] temas más amplios relacionados con la historia cultural del país durante la primera mitad del siglo xx […]”[3]. El último versa sobre el análisis de su obra y sus implicaciones en el campo artístico nacional.

Una de las hipótesis axiales del libro expone que la música de Calvo hacía parte de “[…] una cadena de mediación y negociación de contenidos culturales […] [que] servían para darles forma a las preferencias estéticas de un sector de la población [y] para modelar ciertos discursos sobre la identidad nacional colombiana”[4]; lo cual se entiende ya que en la música de Calvo convivían los afanes folcloristas con los paradigmas europeizantes propios de las élites “blancas”. Hoy día, incluso, Calvo sigue siendo un referente del nacionalismo musical colombiano en la búsqueda inagotable de nuestra identidad cultural.

Dolor que canta. La vida y la música de Luis A. Calvo en la sociedad colombiana de comienzos del siglo xx da cuenta de una investigación rigurosa, concienzuda e interdisciplinar, que pone sobre la mesa los prejuicios y paradigmas que constituyeron los valores estéticos de la época de Calvo, aquellos que quizás, siguen siendo parte de nuestra época. Sin embargo, la lógica del autor no es muy clara cuando plantea que es impreciso considerar la música de Calvo como música clásica, pues según él, “Si bien la mayoría de los procedimientos técnicos de su arte derivaba del canon musical europeo de los siglos anteriores, las faenas compositivas de Calvo permanecieron distantes de la vanguardia musical académica de su tiempo”[5]; en esa misma lógica, las músicas de compositores europeos como Manuel de Falla (1876-1946), Alfredo Casella (1883-1947), Sergei Rachmaninov (1873-1943), entre otros contemporáneos de Calvo, no respondían a la estética de vanguardia de la época, pero es claro que estas son referentes dicho canon. Entonces, quizás Calvo no sea propiamente un compositor académico, pero no bajo la lógica que plantea Ospina. Queda entonces para los lectores indagar y descubrir sobre ese dilema.

Daniel Vega Grisales Medellín, diciembre 10 de 2018.

Referencias bibliográficas

Ospina Romero, Sergio.

2017, Dolor que canta. La vida y la música de Luis A. Calvo en la sociedad colombiana de comienzos del siglo xx. Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, 403 pp. (ISBN:978-958-8852-30-0).


[1] Antropólogo, músico, máster en historia y actualmente candidato a doctor en musicología en la Universidad de Cornell (EE.UU). Sus publicaciones y sus intereses de investigación se centran en la música popular de América Latina a principios del siglo XX en relación con las industrias de grabación y reproducción, el consumo de música, el nacionalismo y transnacionalismo, las identidades culturales, entre otros. Es miembro de la Sociedad de Etnomusicología (SEM) y de la rama latinoamericana de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular (IASPM-AL). Entre 2010 y 2014 fue profesor de Antropología histórica en la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá). Actualmente Ospina es el pianista y director de Palonegro, un conjunto de música latinoamericana.

[2] Ospina 2017: 314.

[3] Ospina 2017: 26.

[4] Ospina 2017: 27.

[5] Ospina 2017: 25.

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